Evaluación

El artículo 15 del Real Decreto 217/2022, de 29 de marzo, establece que La evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de Educación Secundaria Obligatoria será continua, formativa e integradora. Para asegurar estos principios, el profesorado evaluará tanto los aprendizajes del alumnado como los procesos de enseñanza y su propia práctica docente a fin de conseguir la mejora de los mismos.
La evaluación por competencias se basará en identificar el logro de las capacidades adquiridas por el estudiante en cada una de las situaciones de aprendizaje. Por ello, se plantea el modelo de evaluación continua (a lo largo de todo el proceso) y formativa (recogida de información durante el progreso). Se pretende favorecer la implicación del estudiante. Se motiva la planificación y la auto organización del aprendizaje por parte del alumnado de forma que así se garanticen unos mínimos de motivación y que se sientan partícipes de su propio aprendizaje, adquiriendo así mejores niveles de satisfacción, comprensión y autoestima (Panadero y Tapia, 2014).
La evaluación se hará de forma individualizada, aunque la dinámica de trabajo sea grupal. Se hace necesario para ello el contar con una eficiente recogida de gran variedad de datos durante y al final del proceso que permitan aportar información sobre el grado de asimilación de las competencias. El docente además se compromete a plantear métodos de evaluación centrados en evidencias de desempeño real del trabajo del alumnado y adherirse en los criterios de evaluación que se han presentado y explicado de forma previa a los alumnos o familiares que lo vean conveniente.
La evaluación se hará de manera formativa identificando las adquisiciones o las faltas de competencias que desarrolla el alumno a través de un proceso de aprendizaje mantenido en un periodo extenso de tiempo. Las evaluaciones serán así largas y detalladas a través de un proceso de observación constante que siga la realización de las sucesivas tareas que conforman el "diario del peregrino" o memoria final de la asignatura. La elección de la evaluación formativa se impone sobre las formas de evaluación al ser esta más enfocada al carácter cualitativo, descriptivo, participativo y orientado hacia la praxis, habilidades fundamentales en la pedagogía de las Ciencias Sociales. Este modelo permite ceder más importancia a los procesos sociales e intelectuales más que a los meramente académicos (Moreno Cornejo, 1997).
El feedback es un elemento de gran importancia en este método y la presentación de los contenidos y las consecuencias, así como el plan de trabajo y las expectativas del aprendizaje. Con este planteamiento de trabajo se intenta que el alumnado sea responsable también de su autoevaluación, de forma que se fomenten las estrategias de autoaprendizaje, claves en la formación del espíritu crítico, el cultivo de la motivación intrínseca y las expectativas de logro personal y académico, con su consiguiente refuerzo de la autoestima (Alonso Martín, 2007). Supone además una prueba de madurez para el alumnado, pues, con la ayuda y tutorización del docente, serán quienes determinen la adecuación y la garantía de calidad de los registros que presenten en su trabajo autónomo (el portafolio) a través del control de cada actividad. Este es el tipo de evaluación semiformal por el cual se registran las distintas estrategias que se han concebido para garantizar el aprendizaje en cada situación.
Bibliografía empleada:
Alonso Martín, P., (2007). Evaluación Formativa y su repercusión en el clima del aula, Revista de investigación educativa, RIE, 25(2), 389-402.
Moreno Cornejo, D. J., (1997). Hacia una evaluación formativa, Aula de encuentro: Revista de investigación y comunicación de experiencias educativa, 0, 24-31.
Panadero, E., Tapia, J. L., (2014). ¿Cómo autorregulan nuestros alumnos? Revisión del modelo cíclico de Zimmerman sobre autorregulación del aprendizaje, Anales de Psicología, 30(2), 450-462.